Realiza sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos en Valencia y posteriormente en Barcelona, para hacer la especialidad de pintura en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jordi. Se traslada a Madrid en 1967, donde se vincula a artistas interesados por la abstracción geométrica, participando en estos años en el Seminario de Generación automática de formas plásticas del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense.
En 1970 continuó sus estudios becada por la Fundación Juan March y al año siguiente lo hizo gracias a una ayuda del Centro de Promoción de las Artes Plásticas e Investigación de las Nuevas Formas Expresivas. Gracias al Comité Conjunto Hispano Norteamericano para Asuntos Culturales pudo seguir estudiando con una beca bianual antes de ingresar en el departamento de Fine Arts de la Universidad de Harvard, donde investigó los desarrollos modulares y geométricos en el campo pictórico. En 1993 fue galardonada con el Premio Nacional de Artes Plásticas.
En su dilatada trayectoria artística Sevilla ha experimentado con las más dispares tendencias artísticas. Tras sus inicios dentro de la abstracción geométrica comenzó a explorar el campo de la instalación en la década de los ochenta, conjugándola siempre con la pintura, técnica que nunca abandonó. Sus trabajos más recientes han abordado la forma de la ventana como espacio pictórico y también las texturas de superficies de madera y de metal. En el año, 2010 participa en Bienal de Pontevedra del 2010, y realiza en ese mismo año una exposición en el Iberia Art Center de Beijing. En 2012 llevó a cabo una instalación en El Palacio de Cristal del Parque del Retiro, recreando en su interior, la bóveda celeste.
En este lienzo de gran formato logra mantenerse en el sutil límite que separa figuración y abstracción por medio de una composición basada en el color y no en la línea o las formas. Esta es una de las obras más representativas de la serie que la artista realiza durante su estancia en la playa de El Rompido, en Huelva. En la serie encontramos algunas de las constantes plásticas de la artista valenciana, como son el fuerte carácter intimista y personal de su obra unido al equilibrio y la mesura de sus composiciones. La playa onubense de El Rompido es el eje entorno al cual gira toda la creatividad de este período. El extremo calor y las coloridas calles de la localidad andaluza empaparán los lienzos de la sensibilidad propia del sur.